Miguel Maza López
Pediatra
Pediatra
Una pregunta típica de los padres al realizar la exploración física de los genitales su recién nacido o lactante varón en las consultas de crecimiento y desarrollo es acerca de si se debe o no retraer el prepucio de forma forzada en el niño si dicha retracción no se ha dado espontáneamente.
Un poco de información al respecto:
La fimosis es un estrechamiento de la abertura del prepucio
(la piel que recubre el glande del pene).
La mayoría de los niños nacen con fimosis. Además, en el
momento del nacimiento, el glande y el prepucio aparecen pegados por un tejido
fibroso fino. A esto se le llaman adherencias balano-prepuciales (SON
NORMALES).
Ambas condiciones hacen que en un recién nacido sea difícil
retraer la piel del prepucio y dejar al descubierto el glande. Esta situación
es absolutamente normal. Durante el desarrollo, las adherencias y la fimosis
van desapareciendo espontáneamente de forma progresiva.
Este proceso puede ser variable de un niño a otro. En
términos generales, y de acuerdo a la estadística consultada, a los 4 años el
80% de los niños pueden retraer el prepucio sin problemas. Los que aún no lo
han conseguido totalmente, lo harán en los siguientes años, de forma que a los
16 años quedará solo un 1% que no lo podrá hacer.
La retracción traumática del prepucio (el conocido tirón)
que además de resultar extremadamente doloroso además de riesgoso, puede
producir parafimosis (una situación que requiere manejo urgente), daño psíquico
y contribuye muchas veces a generar cicatrices que empeoran la situación
incluso con secuelas anatómicas y funcionales a largo plazo. ¡Esta práctica
debe ser ya desterrada definitivamente!
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